Lograr la superconductividad a temperatura ambiente y de forma sencilla permitiría mejorar la eficiencia de los conductores y dispositivos electrónicos, al minimizar la generación de calor. Esto facilitaría su aplicación en multitud de campos y evitaría perdidas de energía en la red eléctrica, ahorrando millones de euros.
En los últimos años se ha demostrado que materiales ricos en hidrógeno sometidos a alta presión ya permiten alcanzar la superconductividad a alrededor de -23 °C, pero un equipo de investigadores de EE UU coordinados desde la Universidad de Rochester ha ido más allá, logrando ese estado de resistencia cero a 15 °C. El estudio lo destaca en portada la revista Nature.
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